Y es que llega un momento en que todas las madres nos desesperamos por saber cuándo llegará el momento en el que nuestros hijos por fin coman solos. Estamos cansadas de darles de comer y acabar con el pelo pringoso y si tenemos mucha suerte, simplemente con alguna que otra salpicadura.
Pues bien, con mi segundo hijo decidí dejarlo hacer. Leo hace como un mes que me quita la cuchara o tenedor y quiere comer él, pero claro no siempre acaba la comida en la boca. Así que decidí que siguiera comiendo con las manos, aun a sabiendas que al padre de la criatura no le entusiasma la idea.
Cuando le dejo hacer come mucho mejor, más contento y a su ritmo. Lo veo como disfruta mientras juega y experimenta con la comida y cuando ya no quiere más te pide su biberón para acabar de bajar todo lo que se ha zampado. Porque sí, come genial y se me cae la baba viéndolo comer.
¡Besos y Feliz día!
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