lunes, 6 de octubre de 2014

Reflexiones: Envidia

Tengo 29 años y durante toda mi vida no he parado de hacerme preguntas de porqué me pasaban ciertas cosas, porqué la gente me decía o desdecía, me miraba, o se alejaba de mí. 

Ahora, después de tantos años, me doy cuenta de que lo único que tenían y/o tienen es una enfermedad letal llamada ENVIDIA. Envidia... ¿!!¿de mí?!!?? 

En la escuela, durante mucho tiempo, mis compañeras de clase me negaron la palabra y empezaron a hablar mal de mí. Me hacían cosas que no deseo a nadie, así que empecé a faltar a la escuela; no quería ir para oír los desprecios, risas y burlas hacia mi persona. 

Mi tutora un día me llamó al despacho y me preguntó que estaba pasando. Y aunque me costó contárselo, le agradezco que me llamara ya que gracias a ella la situación paró. Pero mi carácter ya había cambiado y desde entonces no he vuelto a ser la misma.


La Real Academia Española define esta emoción como: 
"deseo de algo que no se posee”, lo que provoca “tristeza o desdicha al observar el bien ajeno”.


La envidia surge cuando nos comparamos con otra persona y concluimos que tiene algo que nosotros anhelamos. Y por desgracia, vivimos en una sociedad que, aunque nadie lo diga, condena el éxito y talento ajenos, haciendo de todos nosotros personas sin confianza, autoestima e infravalorados. Puesto que, aunque nadie lo diga, está mal visto que nos vayan bien las cosas.

Algunas de las compañeras que me hicieron daño en su momento son amigas mías a día de hoy y un día cenando con ellas en mi casa les pregunté el porqué de todo lo que me hicieron. No supieron contestarme con claridad. Me dijeron que simplemente una de las compañeras dijo que yo era demasiado popular entre los chicos, pero que ellas nunca habían tenido nada en mi contra y que para ellas eso no significó nada. Les intenté explicar todo el daño que sus actos hicieron en mí y me dijeron que las perdonara. Hacía años que lo había hecho...

Ahora me preguntaréis ¿porque has explicado todo esto?

Pues bien, lo que me pasó a mí seguro que no es un caso aislado y me gustaría poner mi granito de arena para intentar ayudar a las personas que padezcan de esta grave enfermedad que es la envidia y decirles que tiene cura. 

Simplemente han de dejar de alterarse por el éxito ajeno para admirarlo, aprender de él y así alcanzar sus propias metas. La envidia nos destruye y nos aparta de nuestros propios éxitos, así que aprendamos a admirar a los demás para empezar a cultivar lo que queremos en nuestro interior.



Besos y sed felices.



 


 



No hay comentarios:

Publicar un comentario